Hola muy buenos días:
En el tema de hoy hablaremos de:
LAS ETAPAS DEL AMOR
OBJETIVO
Conocer las diferentes manifestaciones del amor en los primeros años de matrimonio, el matrimonio adulto y durante la tercera edad.
Para vivir una vida plena y evitar que las decepciones interfieran en nuestra vida matrimonial, es preciso saber que podemos esperar de cada una de las etapas del amor, tanto desde el punto de vista físico, como el psicológico y del emocional.
Sabemos que los seres humanos estamos en constante evolución, hoy no soy lo que fui hace un año, ni siquiera lo que fui ayer. sin embargo, sigo siendo yo, tal vez con diferentes puntos de vista, pero en esencia soy el mismo.
Así, el matrimonio va pasando por diversas etapas. Sería una utopía pensar que el deseo sexual de una pareja joven, en la que predomina la pasión, sea igual a la de un matrimonio de ancianitos en donde el amor se manifiesta en la ternura, la ayuda mutua y el cuidado de la salud, aún cuando el aspecto sexual sigue muchas veces presente en la tercera edad.
El amor entre el hombre y la mujer empieza a consolidarse en el noviazgo; en esta etapa todo lo vemos color de rosa, nuestro novio es para nosotras el más guapo, simpático y bueno de cuantos hombres hemos conocido. Conforme avanza el noviazgo o surge la decepción y éste termina o por el contrario, el cariño, se va afianzando y nace el deseo de contraer matrimonio y de vivir siempre juntos y felices, como en los cuentos de hadas.
Si ese valioso tiempo del noviazgo lo aprovechamos para conocernos mejor, para profundizar los gustos de ambos, las relaciones, los deseos e ideales, para saber cuales son afines a nosotros y cuales no lo son, pero somos capaces de aceptar y hasta nos parecen graciosos, facilitaremos con ello una sana convivencia que conduzca a un matrimonio exitoso.
ETAPA 1: LOS RECIÉN CASADOS Y EL NACIMIENTO DEL PRIMER HIJO
El noviazgo por fin ha llegado a su meta: el matrimonio y la pareja se siente feliz. Sin embargo, no todo es miel y aquel novio guapo ya no se ve tanto cuando acaba de levantarse; el simpático no se muestra así cuando surgen las primeras discusiones, su bondad se esconde cuando tratamos los problemas del dinero, etc. Si estamos conscientes de que el cambio es, hasta cierto punto, lógico y que la convivencia diaria trae consigo situaciones deferentes e inesperadas y si pensamos que nosotros tampoco somos tan bellas al despertar, ni tan simpáticas, ni tan buenas... entonces nos sera más fácil aceptar la situación y manejarla de una forma constructiva.
Es ahora, en los primeros meses de casados cuando la pareja de esposos hace los ajustes necesarios para acoplarse mejor.
Esposos y esposa deben de pensar que por más que se hayan conocido durante el noviazgo, no es lo mismo que vivir juntos las 24 horas del día.
Otra cosa que es preciso recordar es que cada cónyuge proviene de familias diferentes, costumbres distintas, que muchas veces chocan y que requieren tiempo para asimilarse.
Un punto muy importante es tener muy presente que no es sano para la buena marcha de un matrimonio el que uno de los esposos trate de cambiar drásticamente al otro; algo muy diferente sería luchar por nuestra propia superación, ayudar a que nuestra pareja la alcance y crecer juntos como esposos.
Una pareja bien integrada está pendiente de las necesidades del otro y trata de cubrirlas, así estarán sentando las bases de un matrimonio feliz. Estos primeros días de los recién casados son muy importantes porque en ellos se establecen las bases en las que se fincará el matrimonio.
Como cada etapa del amor, esta etapa prepara a los esposos para la siguiente, que es aquella en donde nacen los hijos.
Un matrimonio que se ha acoplado, que se conoce bien, que tiene los mismos ideales y que sobre todo, se ama sin egoísmos, habrá puesto los cimientos para recibir a los hijos que crecerán en el ambiente más favorable para su salud física y emocional.
La nueva mamá deberá cuidar de su salud y acudir al médico para que le ayude a llevar una vida sana que redunde en beneficio al bebé.
El nacimiento de un hijo implica para los padres una responsabilidad muy grande: son colaboradores de Dios en la creación de una nueva vida y esto les produce una gran alegría.
Se presenta ahora una situación diferente en el matrimonio, ya que si antes vivían exclusivamente el uno para el otro, cuando el hijo nace, la atención, el tiempo y los cuidados deben repartirse y compartirse las obligaciones.
Un bebé es siempre demandante. Sin embargo, si los papás están conscientes de la situación y se han preparado para compartirla, no significara una carga, sino por el contrario, una oportunidad para que ella desarrolle su instinto maternal y él su ternura como padre. Desde el momento que los esposos saben que van a tener un hijo, es conveniente que se preparen con lecturas y conferencias para que su labor de educadores sea óptima pues de esa labor dependerá la felicidad de sus hijos.
Los primeros días del bebé, principalmente del primer hijo, son muy tensionantes: el niño despierta a todas horas, llora, no duerme y los papás no saben si están desempeñando correctamente su papel.
Además la mamá todavía no se recupera del parto y se cansa con facilidad. Todo esto crea un ambiente difícil en el que es preciso desplegar toda la compresión y el cariño mutuo.
El bebé además requiere atención casi continua de parte de la madre, lo que puede provocar celos del papá, que esta acostumbrado a tener toda la atención de la esposa. Todo esto afortunadamente es pasajero y superable.
La esposa, en esta etapa, no debe descuidar por ningún motivo a su marido. Ella debe darle siempre el primer lugar pues es frecuente que cuando nacen los hijos, la mujer se dedica en forma casi total a ellos, relegando al esposo a un segundo plano, situación que el hombre resiente de sobremanera ya que él siempre necesita del amor y de la comprensión de su esposa. Recordemos que llegará el momento en que la pareja vuelva de nuevo a vivir sola y que si no supimos crear fuertes lazos afectivos con nuestro cónyuge, será muy difícil la convivencia y nos sentiremos como extraños.
CONTINUARA...
A MI PAREJA
Estoy orgulloso y feliz de ser tu amigo.
¿Puedo hacer algo por ti?
Te quiero y mereces que muchos más te quieran.
Creo en ti. No hay necesidad de explicaciones.
¿Te equivocaste? No importa. Aprovecha la experiencia.
No estoy aquí para juzgar tus actos.
He venido al mundo para inventarte la vida
(cada amanecer nuevo, inventado, resulta
una experiencia enriquecedora e inolvidable)
Te respeto por encima de todas las cosas.
No me debes nada.
Te quiero, por tanto eres libre
(a lo que se ama se le da libertad).
Rafael Martín del Campo.
La gratitud es algo de lo cual
ninguno de nosotros puede decir
que da demasiado.
Ya que en las sonrisas,
en las gracias que damos,
y en nuestros pequeños gestos de aprecio,
nuestros semejantes
crean su filosofía de vida.
A.J. Cronin
Estuvieron con ustedes:
Mary Tere y Karla