martes, 27 de marzo de 2018

"LA FAMILIA Y LAS TRADICIONES"

27/03/ 2018


Hola buenos días, los saluda Mary Tere de Vargas

     En el tema que vamos a ver hoy, vemos como se trata de conservar la raíces y las tradiciones no es que este mal aprender las de otros lugares, lo que esta mal, es olvidar las nuestras. Por ejemplo: Yo no soy de acá, sin embargo, he aprendido a querer todas las costumbres, hábitos y comidas de este lugar, mas nunca he olvidado las mías, sino por el contario, he hecho una muy hermosa combinación entre las de este país y las de mi tierra natal Colombia, formando un enlace de banderas que le dan más colorido a nuestros hábitos y sabores ahora los dejo con el tema:


 "LA FAMILIA Y LAS TRADICIONES"



     Las costumbres y las tradiciones son los elementos que describen la idiosincrasia de un país.

    El objetivo del presente artículo está en crear conciencia en la responsabilidad que tenemos de transmitir a los hijos las tradiciones y costumbres propias de nuestra cultura; propiciar el cuestionamiento de aquellas tradiciones nocivas que llegan del extranjero y provocan una pérdida de identidad nacional.

     México es un país rico en costumbres y tradiciones que son admiradas en el mundo entero. Sin embargo, en  los últimos años y debido a los medios de comunicación que nos acercan a otras culturas, hemos tenido la tendencia a imitar costumbres extranjeras que son ajenas a nosotros. Es una ironía que, teniendo los mexicanos una cultura tan antigua y desarrollada, copiemos costumbres de países que eran todavía nómadas y salvajes cuando nuestros antepasados tenían ya amplios conocimientos de ciencias como la astrología e ingeniería y que cultivaban la tierra de acuerdo a las estaciones del año, teniendo su propio calendario y siendo extraordinarios artesanos.


Las pirámides, el Calendario Azteca, las esculturas olmecas y mayas, los Gigantes de Tula y el trabajo en Ónix, jade, oro, plata y piedras semi-preciosas son claros ejemplos de la habilidad y conocimientos de nuestros antepasados.

Las fiestas mexicanas son tan ricas en folklore, en colorido, en simbolismos y en vestuario, que se organizan viajes desde todas partes del mundo para venir a admirarlas. Como ejemplo tenemos las fiestas de la Guelaguetza en Oaxaca, las peleas de gallos en Aguscalientes, la celebración de día de Muertos en Janitzio, los voladores de Papantla y las procesiones religiosas que se llevan a cabo en toda la Nación.

Respecto a la comida, que es otra muestra de cultura, en Puebla encontramos platillos tan deliciosos como el mole, los sopes, los camotes, los dulces de leche, y los chiles en ahogadas; en Veracruz, el pescado a la veracruzana y el tamal de cazuela y en Yucatán, los papadzul, los huevos motuleños y la cochinita pibil.

Nuestras comidas típicas son tan reconocidas en el mundo entero que encontramos restaurantes mexicanos en ciudades tan cosmopolitas como Paris, Nueva York y Tokio.

En el norte de nuestro país, las costumbres, tradiciones, y comidas típicas son mucho menos representativas de nuestra cultura, ya que los retos que el norteño enfrenta ante las inclemencias del clima, lo árido de la tierra y la lucha por la supervivencia no le han  permitido dedicarse a desarrollar una cultura propia. Además, la cercanía a un país sajón del Primer Mundo ha fomentado la imitación de sus costumbres y hasta de sus alimentos. 

Sin embargo, en los últimos años esta actitud está cambiando y se ha despertado el interés y la inquietud por fomentar la cultura. Actualmente, el norteño está orgulloso de ser mexicano al darse cuenta de que en sus raíces está su verdadera identidad. 

México siempre ha estado abierto a nuevas ideas y nuevas formas de pensar; nunca les hemos negado una calurosa bienvenida a los extranjeros y así es reconocida en todo el mundo. 

Nosotros también hemos influido en las costumbres y alimentos de otros países. Ejemplos hay muchos: la tradición de las pastorelas, nuestra música, nuestros platillos como los tacos y el chile y el tequila, que son muy apreciados en el mundo entero. 

En relación a este intercambio cultural, recordemos que el México indígena dio al mundo alimentos coma la papa, el cacao, el maíz y el guajolote y en cambio, adoptó el trigo  y el caballo, que eran europeos. Por otra parte, nosotros asimilamos la religión y el idioma castellano de nuestros conquistadores españoles. 

Al mismo tiempo, nos han llegado tradiciones extranjeras que se adaptan a nuestra manera de ser, como son los cánticos navideños que proceden de Alemania o Inglaterra y platillos como los hot dogs y las hamburguesas americanas o el spaghetti italiano. 

Este intercambio cultural enriquece a todos, pero existe el riesgo de que sea dañino cuando una nación olvida su propia cultura y toma las características y costumbres de otra. 

Es nocivo cuando esas costumbres e ideas que vienen de fuera deterioran un valor nuestro, por ejemplo: El hallowen sustituye nuestra celebración del Día de Muertos; siendo el hallowen producto de la mercadotecnia y, en cambio, nuestra festividad está llena de un hermoso simbolismo religioso. 

Es triste cuando nos dejamos llevar por estas circunstancias y no hacemos nada para evitarlas. Es preciso que rescatemos nuestra cultura y no nos quedemos observando como, poco a poco,  se van quedando en el olvido nuestras tradiciones y costumbres. 


Hay ocasiones en que nuestros compatriotas llegan a preferir lo extranjero y despreciar lo propio, cayendo en el malinchismo. 

La mujer posee un antídoto para esta situación, ya que es la principal defensora y transmisora de los verdaderos valores cívicos y de las costumbres y del folklore de cada región. 
Si acaso pensamos que no conocemos las tradiciones mexicanas, podemos acudir con las mujeres de edad avanzada de nuestra comunidad y, entre todas, podremos rescatarlas para posteriormente transmitirlas a nuestros hijos. 

La mujer y, en especial la madre de familia, es la que por costumbre organiza las fiestas e invita a su casa a hijos y parientes a las festividades de carácter religioso, cívico o familiar. 

Probablemente alguna vez la flojera nos ha vencido y hemos dejado de organizar las posadas o alguna otra fiesta, argumentando "que ya no se usa", diciendo "para que si nadie viene", "resulta muy caro", etc. No permitamos que esos pensamientos nos impidan continuar con las tradiciones que esos pensamientos nos impidan continuar con las tradiciones que hemos heredado de nuestros padres. Si nos resulta pesado organizar estas fiestas, podemos unirnos con nuestros vecinos o parientes y, entre todos, compartir el trabajo y el gasto. 









DICCIONARIO
IDIOSINCRASIA: manera de ser propia de una persona o país.
NOCIVO: dañino. 
MALINCHISMO: inclinación favorable a lo extranjero. 
NOMADA: que vive errante, sin domicilio fijo. 
SAJON: individuos de origen inglés o germánico. 
VASTO: amplio







¿Eres apto para vivir?


No es tanto en dónde vives, sino cómo, por qué y cuándo vives. 

La pregunta es:

¿Eres apto para vivir?

No es tanto en dónde vives, sino cómo vives, y si el bien fluye de ti a través de tu vecindad.

Y por qué vives, y si persigues fines altos y nobles, y si mantienes tu vida rebosante, llena y verdadera.

No es tanto en dónde vives sino que, mientras vivas, tú vives y das al mundo lo más supremo.

si tu respuesta es positiva, entonces eres apto para vivir.

                                                                                          Jonh Oxenham


A menudo considero que nuestra vida está llena de serendipia; o sea que encontramos cosas valiosas, y que nos llenan de gozo, sin haberlas buscado.

                                                                                              Roger Patrón Luján



El hombre ha llegado a controlar otras formas de vida porque él ha tomado más tiempo para crecer, cuando transcurra aún más tiempo y pase su tiempo más sabiamente, puede aprender a controlarse y rehacerse a sí mismo.

                                                  

                                                                                                William James Durant










En algún momento de nuestra vida
Aprendimos a retirarnos del amor para
Acogernos al miedo. Ya es hora de cambiarlo.
A nadie le gusta sacar la cabeza por la
Ventanilla del coche para descubrir que tiene
Las ruedas metidas en el fango, pero hay que
Hacerlo. Cerrar los ojos y esperar a que el
barro desaparezca sólo funciona durante
un tiempo. Siempre que la fragancia de una
rosa nos embelesa, hemos de recordar que
sus raíces y las semillas de las que ha
crecido están muy ancladas en el fango.




El perdón es la práctica más importante para mi
sanación emocional y mi revolución espiritual.  




Estuvo con ustedes Mary Tere de Vargas, deseándoles tengan mucho recogimiento en esta semana mayor (semana santa)...









martes, 20 de marzo de 2018

ACTITUD ANTE EL DOLOR

20/marzo/2018

Buen día, los saluda Mary Tere de Vargas.

Como en las semanas anteriores, nos hemos estado enfocando un poco hacia la semana santa, está semana vamos a hablar sobre la actitud ante el dolor ya sea del cuerpo,  del alma, como ejemplo: tenemos a Cristo en el monte de los Olivos, cuando se retira a hacer oración. Pero a hacer oración es relajarnos realmente y tener esa comunicación con Dios, que nos permita alcanzar la fortaleza, el perdón y por sobre todo la aceptación de nuestra angustia y de nuestro dolor....


"ACTITUD ANTE EL DOLOR"


    
Todas las personas, en algún momento de nuestra vida pasamos por momentos dolorosos que son imposibles de evitar pero que podemos enfrentar con una actitud depresiva y desesperada o bien aceptar la voluntad de Dios para sufrirlo en forma digna y razonada. La desesperación nos reportará inquietud y desasosiego sin que los problemas se solucionen y la aceptación nos dará paz y tranquilidad para actuar adecuadamente.

     El objetivo está en aprender a vivir los momentos dolorosos con una actitud digna y razonada, a enfrentar la realidad y poner los recursos necesarios para resolver los problemas poniéndonos en manos de Dios para aceptar su voluntad. 

     Nuestra vida está salpicada de múltiples experiencias que nos llenan de dolor y la actitud positiva para no abatirnos, será la de tratar de solucionar los problemas cuando ello esté a nuestro alcance, olvidando los hechos dolorosos que no tienen solución y que sólo remueven las heridas y en muchas ocasiones nos llenan de rencor: El perdón a quien nos ofende e inflige dolor es el mejor remedio para sanar nuestro espíritu y nuestra mente. Perdonar es liberarse de las cadenas que  nos atan a los recuerdos dolorosos. 

     Si el perdón es tan maravilloso ¿Por qué hay personas que no se deciden a perdonar y a olvidar?- Porque no saben como liberarse de esa tremenda carga, hay que pensar que cuando no perdonamos a la persona que nos ofendió. esa persona no sufre, los que sufrimos somos nosotros. 

    Para algunas personas, el proceso de perdonar totalmente es más difícil, especialmente para aquellas que han sido lastimadas por quienes amaban o en quienes confiaban como son los padres o parientes, sin embargo para todas resulta un beneficio comenzar a perdonar. 

Hay algunos pasos que pueden facilitar que alcancemos a perdonar:

1. Practicar con pequeños actos de perdón:

     Si nosotros estamos conscientes de que vamos a entrar en un proceso de perdón, será necesario olvidar las ofensas que nos han hecho en el pasado, es preciso que empecemos perdonando las pequeñas cosas que nos hacen aquellos que hoy nos lastiman aunque sea en forma leve, como el chofer del camión que nos apresura groseramente para que nos bajemos, la dependiente del súper que se molesta porque no tenemos listo el dinero para pagar, el hijo que nos da un portazo, etc. Estos pequeños perdones nos irán preparando para el perdón de situaciones más graves que nos han abrumado toda la vida. 

2. Liberar los sentimientos negativos: 

    
En estos casos es útil hablar de nuestro coraje o decepción con un sacerdote o con una amiga de confianza. Ya que el hecho de ser escuchada contribuye a aliviar nuestro dolor. 

     Hay que tener cuidado de no decir algo de lo que después podamos arrepentirnos, no debemos caer en la tentación de demostrar el dolor con expresiones de rabia como portazos, gritos, llantos histéricos, quebrar objetos, etc. Tengamos presencia de ánimo y dominio de nosotras mismas, sabiendo que podemos dominar las situaciones por lo tanto no dejemos que ellas nos dominen a nosotras. 

3. Escribir un carta a la persona que nos infringe el dolor:

     Podemos expresar en ella nuestros sentimientos, sin acusar ni culpar a nadie. Usemos palabras como "yo siento" "no entiendo", para describir el impacto que ha tenido en nuestra vida el comportamiento de quien nos ha ofendido.

     ¿Debemos mandar esta carta? Lo haremos si lo consideramos correcto y positivo, pero si la persona que nos lastimó es incapaz de leerla, será mejor quemarla ya que esta es una manera simbólica de que nuestro dolor desaparezca como el humo. 

4. Confrontar o no a la persona que nos ofende: 

     Una confrontación que se lleva a cabo  de manera tranquila y razonada puede servirnos para aclarar malos entendidos y en otras ocasiones para dar salida a nuestro malestar. A veces las aclaraciones nos sirven para saber que la intención de nuestro ofensor no fue lastimarnos y que ni siquiera se había dado cuenta de ello. 

     Hay otras situaciones, especialmente si el dolor proviene del abuso sexual, en que no es conveniente tener un enfrentamiento con la personas que nos atacó pues esto puede provocar aun más dolor. Es más sano en este caso perdonar y eliminar de nuestra vida el coraje y el dolor que nos ha producido. 

     Esto no quiere decir que tengamos que olvidar la experiencia sufrida pues esta puede ser una enseñanza para no volver a ser víctimas de un abuso de este tipo y para alertar y cuidar a nuestros hijos. Recordemos que anteriormente dijimos que una experiencia negativa siempre nos deja un aprendizaje y en este caso puede ser el saber como evitar que esto vuelva a suceder. 

     En algunas ciudades de nuestro país hay organizaciones como el DIF que se dedican a dar atención psicológica a las personas que han sido violadas para recibir el apoyo que tanto necesitan. Por lo tanto si estamos en esa situación, no dudemos en acudir a quien puede ayudarnos. 

5. Meditar y rezar: 

     Muchas veces el enfocar nuestro problema en su justa dimensión, nos damos cuenta de que tal vez estábamos exagerándolo y que nuestra situación tiene remedio. Debemos afianzarnos en nuestra Fe y pedir a Dios que nos dé la fuerza necesaria para aceptar nuestra realidad y para perdonar, lo cual redundará en paz y serenidad en nuestras vidas.

     Cualquier persona es capaz de cometer un error pero la capacidad de perdonar solamente la tienen las almas nobles. 

6. Mirar hacia el futuro: 

     Consideremos que en esta vida nada es eterno y que el dolor que hoy sentimos, se irá desvaneciendo con el paso del tiempo hasta quedar en nuestras mentes como un simple recuerdo. Ya no miremos al pasado que ese ya quedó atrás, vivamos el presente con alegría y de tal manera que el futuro sea alentador. 

    
Una de las experiencias más dolorosas es la muerte de un ser querido, ya que implica una separación definitiva. Este es un paso muy difícil que todos tarde o temprano tenemos que enfrentar. En estos momentos es preciso hacer presente nuestra Fe para aceptar la voluntad de Dios, son momentos en que es imperante no soltarnos de su mano. Así actuó Cristo en el Huerto de los Olivos cuando sintió como hombre, el temor de la muerte y el abandono de su padre, repitiendo sin cesar: "¡Padre mío, si es posible no me hagas beber este cáliz, pero no obstante, no se haga lo que yo quiero sino lo que tú" Mateo 26, 39

     Cristo nos dejó el ejemplo de como actuar ante el dolor y la impotencia pues El rezaba reconociendo que Dios como padre nunca nos abandona si nosotros lo invocamos con Fe. 

     Estas horas de soledad en el Huerto de los Olivos son para Cristo, horas desgarradoras, tanto que le producen sudores de sangre, es cuando necesita el consuelo de los suyos y no están cerca. El nos da la pauta de cual debe ser nuestra actitud cuando pasamos una pena: acudir a Dios como padre y aceptar su voluntad. 

     Cuando por la pérdida de un ser querido estemos llenas de decaimiento, desesperanza, tal vez hasta de rebeldía, acudamos al Señor en la oración, porque en ella encontraremos el poder que nos dará fuerza en nuestra debilidad, que nos consolará y que nos hará menos difíciles esas horas de angustia. 






DICCIONARIO
CONFRONTAR: Poner frente a frente, carear. 
INFRINGIR: Quebrantar, romper, faltar al cumplimiento de algo. 





HAZ SIEMPRE LO MÁXIMO QUE PUEDAS
continuación.... 
(Cuarto Acuerdo "Haz siempre lo máximo que puedas" del libro los Cuatro Acuerdos del Dr. Miguel Ruíz )



     Hacer lo máximo que puedas es un gran hábito que te conviene adquirir. Yo hago lo máximo que puedo en todo lo que emprendo y siento. Hacerlo se ha convertido en u ritual que forma parte de mi vida, porque yo escogí que así fuese. Es una creencia, como cualquier otra de las que he elegido tener. Lo convierto todo en un ritual y siempre hago lo máximo que puedo. Para mí, ducharse es un ritual; con esta acción le digo a mi cuerpo lo mucho que lo amo. Disfruto al sentir el agua correr por mi cuerpo. Hago lo máximo que puedo para que las necesidades de mi cuerpo se vean satisfechas, para cuidarlo y para recibir lo que me da.

     En la india celebran un ritual denominado puja. En él cogen unas imágenes que representan a Dios de muy diversas maneras y las bañan, les dan de comer y les ofrecen su amor. Incluso les cantan mantras. Las imágenes no son importantes en sí. Lo que importa es la forma en que celebran el ritual, el modo en que dicen: << Te amo, Dios>>.

     Dios es vida. Dios es vida en acción. La mejor manera de decir <<Te amo, Dios>>, es vivir haciendo lo máximo que puedas. La mejor manera de decir: <<Gracias, Dios>>,  es dejar ir el pasado y vivir el momento presente, aquí y ahora. Sea lo que sea lo que la vida te arrebate, permite que se vaya. Cuando te entregas y dejas ir el pasado, te permites estar plenamente vivo en el momento presente. Dejar ir el pasado significa disfrutar del sueño que acontece ahora mismo. 

     Si vives en un sueño del pasado, no disfrutas de lo que sucede en el momento presente, porque siempre deseas que sea distinto. No hay tiempo para que te pierdas nada ni a nadie, porque estás vivo. No disfrutar de lo que sucede ahora mismo es vivir en el pasado, es vivir sólo a medias. Esto conduce a la autocompasión, el sufrimiento y las lagrimas.

     Naciste con el derecho de ser feliz. Naciste con el derecho de amar, de disfrutar y de compartir tu amor. Estás vivo, así que toma tu vida y disfrútala. No te resistas a que la vida pase por ti, porque es Dios que pasa a través de ti. Tu existencia prueba, por sí sola, la existencia de Dios. Tu existencia prueba la existencia de la vida y la energía.

     No necesitamos saber ni probar nada. Ser, arriesgarnos a vivir y disfrutar de nuestra vida, es lo único que importa. Di que no cuando quieras decir que no, y di que sí cuando quieras decir que sí. Tienes derecho a ser tú mismo. Y sólo puedes serlo cuando haces lo máximo que puedes. Cuando no lo haces, te niegas el derecho a ser tú mismo. Esta es una semilla que deberías nutrir en tu mente. No necesitas muchos conocimientos ni grandes conceptos filosóficos. No necesitas que los demás te acepten. Expresas tu propia divinidad mediante tu vida y el amor por ti mismo y por los demás. Decir: <<Eh, te amo>>, es una expresión de Dios. 

     Los tres primeros acuerdos sólo funcionarán si haces lo máximo que puedas. No esperes ser siempre impecable con tus palabras. Tus hábitos rutinarios son demasiado fuertes y están firmemente arraigados en tu mente. Pero puedes hacer lo máximo posible. No esperes no volver nunca más a tomarte las cosas personalmente; sólo haz lo máximo que puedas. No esperes no hacer nunca más ninguna suposición, pero sí puedes hacer lo máximo posible.

     Si haces lo máximo que puedas, hábitos como emplear mal tus palabras, tomarte las coas personalmente y hacer suposiciones se debilitarán y con el tiempo, serán menos frecuentes. No es necesario que te juzgues a ti mismo, que te sientas culpable o que te castigues por no ser capaz de mantener estos acuerdos. Cuando haces lo máximo que puedes, te sientes bien contigo mismo aunque todavía hagas suposiciones, aunque todavía  te tomes las cosas personalmente y aunque todavía no seas impecable con tus palabras. 

     Si siempre haces lo máximo que puedas, una y otra vez, te convertirás en un maestro de la transformación. La práctica forma al maestro. Cuando haces lo máximo que puedes, te conviertes en un maestro. Todo lo que sabes lo has aprendido mediante la repetición. Aprendiste así a escribir, a conducir e incluso a andar. Eres un maestro hablando tu lengua porque la has practicado. La acción es lo que importa.

    Si haces lo máximo que puedas en la búsqueda de tu libertad personal y de tu autoestima, descubrirás que encontrar lo que buscas es sólo cuestión de tiempo. No se trata de soñar despierto ni de sentarse varias horas a soñar mientras mediatas. Debes ponerte en pie y actuar como ser humano. Debes honrar al hombre o la mujer que eres. Debes respetar tu cuerpo, disfrutarlo, amarlo, alimentarlo, limpiarlo y sanarlo.  Ejercítalo y haz todo lo que le haga sentirse bien. Esto es una puja para tu cuerpo, es una comunión entre Dios y tú. 

     No es necesario que adores a ninguna imagen de la Virgen María, de Cristo o de Buda. Puedes hacerlo si quieres; si te hace sentir bien, hazlo. Tu propio cuerpo es una manifestación de Dios, y si honras a tu cuerpo, todo cambiará para ti. Cuando des amor a todas las partes de tu cuerpo, plantarás semillas de amor en tu mente, y cuando crezcan, amarás, honrarás y respetarás tu cuerpo inmensamente. 

     Entonces, toda acción se convertirá en un ritual mediante el cual honrarás a Dios. Después de esto, el siguiente paso consistirá en honrar a Dios con cada pensamiento, con cada emoción, con cada creencia, tanto si es <<correcta>> como si es <<incorrecta>>. Cada pensamiento se convertirá en una comunión con Dios y vivirás un sueño sin juicios, sin ser una víctima y libre de la necesidad de chismorrear y maltratarte. 

     Cuando honres estos cuatro acuerdos juntos, ya no vivirás más en el infierno. Definitivamente, no. Si eres impecable con tus palabras, no te tomas nada personalmente, no haces suposiciones y siempre haces lo máximo que puedas, tu vida será maravillosa y la controlarás al cien por cien. 

     Los Cuatro Acuerdos son un resumen de la maestría de la transformación una de las maestrías de los toltecas. Transformas el infierno en cielo. El sueño del planeta se transforma en tu sueño personal del cielo. El conocimiento está ahí; sólo tienes que adoptarlos  y respetar su significado y su poder. 

     Lo único que tienes que hacer es lo máximo que puedas para honrar estos acuerdos. Establece hoy este acuerdo: <<Elijo respetar los Cuatro Acuerdos>>. Son tan sencillos y lógicos que incluso un niño puede entenderlos. Pero para mantenerlos, necesitas una voluntad fuerte, una voluntad muy fuerte. ¿Por qué? Porque vayamos donde vayamos descubrimos que nuestro camino está lleno de obstáculos. Todo el mundo intenta sabotear nuestro compromiso con estos nuevos acuerdos, y todo lo que nos rodea está estructurado para que los rompamos. El problema reside en los otros acuerdos que forman parte del sueño del planeta. Están vivos y son muy fuertes.

     Por esta razón es necesario que seas un gran cazador, un gran guerrero capaz de defender los Cuatro Acuerdos con tu vida. Tu felicidad, tu libertad, toda tu manera de vivir dependen de ello. El objetivo del guerrero es trascender este mundo, escapar de este infierno y no regresar jamás a él. Tal como nos enseñan los toltecas, la recompensa consiste en trascender la experiencia humana del sufrimiento, y convertirse en la encarnación de Dios. Esa es la recompensa. 

      Verdaderamente, para triunfar en el cumplimiento de estos acuerdos, necesitamos utilizar todo el poder que tenemos. Al principio, yo no creía que pudiera ser capaz de hacerlo. He fracasado muchas veces, pero me levanté y seguí adelante. No me compadecí de mi mismo. Dije: <<Si me caigo, soy lo bastante fuerte, lo bastante inteligente, ¡puedo hacerlo!>>. Me levanté y seguí adelante. Me caí y seguí adelante, y adelante, y cada vez me resultó más y más fácil. Sin embargo, al comienzo era tan duro y tan difícil....

      De modo que, si te caes, no te juzgues. No le des a tu juez la satisfacción de convertirte en una víctima. No, sé firme contigo mismo. Levántate y establece el acuerdo de nuevo: <<Está bien, rompí el acuerdo de ser impecable con mis palabras. Empezaré otra vez desde el principio. Voy a mantener los Cuatro Acuerdos sólo por  hoy. Hoy seré impecable con mis palabras, no me tomaré nada personalmente, no haré suposiciones y haré lo máximo que pueda>>.

     Si rompes un acuerdo, empieza de nuevo mañana y de nuevo al día siguiente. Al principio será difícil, pero cada día te parecerá más y más fácil hasta que, un día, descubrirás que los Cuatro Acuerdos dirigen tu vida. Te sorprenderá ver como se ha transformado tu existencia.

      No es necesario que seas religioso ni que vayas a la iglesia cada día. Tu amor y tu respeto por ti mismo crecen incesantemente. Puedes hacerlo. Si yo lo hice, también tú puedes hacerlo. No te inquietes por el futuro; mantén tu atención en el día de hoy y permanece en el momento presente. Vive el día a día. Haz siempre lo máximo que puedas por mantener estos acuerdos, y pronto te resultará sencillo. Hoy es el principio de un nuevo sueño.   






La enfermedad del cuerpo es una gran
maestra. Recuerda que para que algo llegue
a materializarse, antes debe haber existido
en un plano mental. Si algo no funciona en
tu cuerpo, ve al médico, pero busca también
la causa en tu interior. Seguro que tu yo
interior quiere decirte algo y no se ha podido
comunicar contigo, porque no has escuchado
tus emociones que son sus mensajeras.
Conéctate con tu yo interior, escúchate,
acéptate, quiérete y busca la fuerza
dentro de ti. 



Me permito sentir mi tristeza y no intento 
enmascararla. Sé que con ello perderá su fuerza. 






Se despide, Mary Tere de Vargas y les desea una linda semana...  


lunes, 12 de marzo de 2018

EL ESPÍRITU DE LA LIBERTAD

12/MARZO /2018

Hola buen día, los saluda Mary Tere de Vargas con el tema (el espíritu de la libertad) espero que lo disfruten mucho, que tengan una hermosa y bendecida semana



EL ESPÍRITU DE LA LIBERTAD




¿Qué es el espíritu de la libertad?


No puedo definirlo; solamente puedo decirte lo que yo creo. 


       El espíritu de la libertad es el espíritu que busca entender la mente de otros hombres y mujeres. 

       El espíritu de la libertad es el espíritu que pesa sus intereses contra los propios, sin favoritismo. 

      El espíritu de la libertad nos recuerda que hasta un gorrioncillo puede volar libremente en esta tierra. 

       El espíritu de libertad es el espíritu de Él, quien, hace cerca de dos mil años, enseñó esa lección que nunca se ha aprendido, pero que tampoco nunca se ha olvidado. 



¡Que habrá un reino en donde los más pequeños serán escuchados y considerados junto a los más grandes!




      Si quieres ser libre, aprende a vivir de manera simple. Usa lo que tienes y siéntete contento en donde estás. Deja de intentar solucionar tus problemas cambiando de compañeros, de profesiones o mudándote a otro lugar. 


      Los mayores enemigos de la libertad no son los que la oprimen, sino los que la deshonran. 



Pareciera que el ser libre significa no tener opresores físicos o restricciones, pero a veces podemos ser libres o a veces no, aún en el cautiverio mas increíble que se imaginen. 

La libertad es algo tan de uno, que ni se compra ni se vende y no es propiedad de nadie, solo de uno siempre, y cuando la valoremos con el cumplimiento de las leyes cívicas, eclesiásticas y morales. El día que se pierdan estos valores se pierde la libertad!

También les tengo una noticia... la libertad es algo tan valioso que llena de envidia a esos seres que no pueden alcanzarla aun estando al libre albedrio, porque dentro de ellas tienen la peor cárcel que es: el odio, el desamor, la envidia y todo esto que corroe el alma y nos convierte en los peores prisioneros de nosotros mismos. 









HAZ SIEMPRE LO MÁXIMO QUE PUEDAS
Cuarto Acuerdo 
            (Del libro los cuatro acuerdos, del Dr. Miguel Ruíz) 




    Sólo hay un acuerdo más, pero es el que permite que los otros tres se conviertan en hábitos profundamente arraigados. El cuarto Acuerdo se refiere a la realización de los tres primeros: Haz siempre lo máximo que puedas.

     Bajo cualquier circunstancia, haz siempre lo máximo que puedas, ni más ni menos. Pero piensa que eso va a variar de un momento a otro. Todas las cosas están vivas y cambian continuamente, de modo que, en ocasiones, lo máximo que podrás hacer tendrá una gran calidad, y en otras no será tan bueno. Cuando te despiertas renovado y lleno de vigor por la mañana, tu rendimiento es mejor es mejor que por la noche cuando estás agotado. Lo máximo que puedas hacer será distinto cuando estés sano que cuando estés enfermo, o cuando estés sobrio que cuando hayas bebido. Tu rendimiento dependerá de que te sientas de maravilla y feliz o disgustado, enfadado o celoso. 

     En tus estados de ánimo diarios, lo máximo que podrás hacer cambiará de un momento a otro, de una hora a otra, de un día a otro. También cambiará con el tiempo. A medida que vayas adquiriendo el hábito de los cuatro nuevos acuerdos, tu rendimiento será mejor de lo que solía ser. 

    Independientemente del resultado, sigue haciendo siempre lo máximo que puedas, ni más ni menos. Si intentas esforzarte demasiado para hacer más de lo que puedes, gastarás más energía de la necesaria, y al final tu rendimiento no será suficiente. Cuando te excedes, agotas tu cuerpo y vas contra ti, y por consiguiente te resulta más difícil alcanzar tus objetivos. Por otro lado, si haces menos de lo que puedes hacer, te sometes a ti mismo a frustraciones, juicios, culpas y reproches. 

     Limítate a hacer lo máximo que puedas, en cualquier circunstancia de tu vida. No importa si estás enfermo  o cansado, si siempre haces lo que puedas, no te juzgarás a ti mismo en modo alguno. Y si no te juzgas, no te harás reproches, ni te culparás ni te castigarás en absoluto. Si haces siempre lo máximo que puedas, romperás el fuerte hechizo al que estás sometido. 

     Había una vez un hombre que quería trascender su sufrimiento, de modo que se fue a un templo budista para encontrar a un maestro que le ayudase. Se acercó a él y le dijo: <<Maestro, si medito cuatro horas al día, ¿cuánto tiempo tardaré en alcanzar la iluminación?>>. El maestro le miró y respondió: <<Si meditas cuatro horas al día, tal vez lo consigas dentro de diez años>>. 

    El hombre pensando que podía hacer más, le dijo: <<Maestro, y si medito ocho horas al día, ¿cuánto tiempo tardaré en alcanzar la iluminación?>>. 

     El maestro le miró y le respondió: <<Si meditas ocho horas al día, tal vez lo consigas dentro de veinte años>>. 

<<Pero ¿por qué tardaré más tiempo si medito más?>>, preguntó el hombre. 

    El maestro contestó: <<No estás aquí para sacrificar tu alegría ni tu vida. Estás aquí para vivir, para ser feliz, y para amar. Si puedes alcanzar tu máximo nivel en dos horas de meditación, pero utilizas ocho, sólo conseguirás agotarte, apartarte del verdadero sentido de la meditación y no disfrutar de tu vida. Haz lo máximo que puedas, y tal vez aprenderás que independientemente del tiempo que medites, puedes vivir, amar y ser feliz>>. 

   
Si haces lo máximo que puedas, vivirás con gran intensidad. Será productivo, y serás bueno contigo mismo porque te entregarás a tu familia, a tu comunidad, a todo. Pero la acción es lo que te hará sentir inmensamente feliz. Siempre que haces lo máximo que puedes, actúas. Hacer lo máximo que puedas significa actuar porque amas hacerlo, no porque esperas una recompensa. La mayor parte de las personas hacen exactamente lo contrario: sólo emprenden la acción cuando esperan una recompensa, y no disfrutan de ella. Y ese es el motivo por el que no hacen lo máximo que pueden. 

     Por ejemplo, la mayoría de las personas van a trabajar y piensan únicamente en el día de pago y en el dinero que obtendrán por su trabajo. Están impacientes esperando a que llegue el viernes o el sábado, el día en el que reciben su salario y pueden tomarse unas horas libres. Trabajan por su recompensa, y el resultado es que se resisten al trabajo. Intentan evitar la acción; ésta entonces se vuelve cada vez más difícil, y esos hombres no hacen lo máximo que pueden. 

     Trabajan muy duramente durante toda la semana, soportan el trabajo, soportan la acción no porque les guste, sino porque sienten que es lo que deben hacer. Tienen que trabajar porque han de pagar el alquiler y mantener a su familia. Son hombres frustrados, y cuando reciben su paga, no se sienten felices. Tienen dos días para descansar, para hacer lo que les parezca, ¿y qué es lo que hacen? Intentan escaparse. Se emborrachan porque no se gustan a sí mismos. No les gusta su vida. Cuando no nos gusta cómo somos, nos herimos de muy diversas maneras. 

      Sin embargo, si emprendes la acción por el puro placer de hacerlo, sin esperar una recompensa, descubrirás que disfrutarás de cada cosa que llevas a cabo. Las recompensas llegarán, pero tú no estarás apegado a ellas. Si no esperas una recompensa, es posible que incluso llegues a conseguir más de lo que hubieses imaginado. Si nos gusta lo que hacemos y si siempre hacemos lo máximo que podemos, entonces disfrutamos realmente de nuestra vida. Nos divertimos, no nos aburrimos y no nos sentimos frustrados. 

      Cuando haces lo máximo que puedes, no le das al juez la oportunidad de que dicte sentencia y te considere culpable. Si has hecho lo máximo que podías y el Juez intenta juzgarte basándose en tu libro de la Ley, tú tienes la respuesta: <<Hice lo máximo que podía>>. No hay reproches. Esta es la razón por la cuál siempre hacemos lo máximo que podemos. No es un acuerdo que sea fácil de mantener, pero te hará realmente libre. 

     Cuando haces lo máximo que puedes, aprendes a aceptarte a ti mismo, pero tienes que ser consciente y aprender de tus errores. Eso significa practicar, comprobar los resultados con honestidad y continuar practicando. Así se expande la conciencia. 

     Cuando haces lo máximo que puedes no parece que trabajas, porque disfrutas de todo lo que haces. Sabes que haces lo máximo que puedes cuando disfrutas la acción o la llevas a cabo de una manera que no te repercute negativamente. Haces lo máximo que puedes porque quieres hacerlo, no porque tengas que hacerlo, ni por complacer al Juez o a los demás.

      Si emprendes la acción porque te sientes obligado, entonces, de ninguna manera harás lo máximo que puedas. En ese caso, es mejor no hacerlo. Cuando haces lo máximo puedes, siempre te sientes muy feliz; por eso lo haces. Cuando haces lo máximo que puedes por el mero placer de hacerlo, emprendes la acción porque disfrutas de ella.

      La acción consiste en vivir con plenitud. La inacción es nuestra forma de negar la vida, y consiste en sentarse delante del televisor cada día durante años porque te da miedo estar vivo y arriesgarte a expresar lo que eres. Expresar lo que eres es emprender la acción. Puede que tengas grandes ideas en la cabeza, pero lo que importa es la acción. Una idea, si no se lleva a cabo, no producirá ninguna manifestación, ni resultados ni recompensas.

      La historia de Forrest Gump es un buen ejemplo. No tenía grandes ideas, pero actuaba. Era feliz porque hacía lo máximo que podía en todo lo que emprendía. Recibió importantes recompensas que no había esperado. Emprender la acción es estar vivo. Es arriesgarse a salir y expresar tu sueño. Esto no significa que solo lo impongas a los demás, porque todo el mundo tiene derecho a expresar su propio sueño.








Podemos hacer que nuestra vida sea fácil
o complicada. En realidad, las cosas son
sencillas: simplemente son como son. 
La complicación procede de nuestra falta 
de aceptación. Cuando no aceptamos la vida
como es, empieza el sufrimiento y aparecen 
los conflictos. Aceptar no significa sumisión, 
ni adoptar el papel de víctima. Todo lo
contrario. Hemos de ser guerreros, saber 
enfrentarnos a las situaciones, actuar,
y vencer la apatía, pero a la vez saber 
aceptar los resultados de nuestras acciones. 
La aceptación, bien entendida, es actuar
sin esperar el fruto de la acción. 




Abro sin miedo mi corazón y dejo que fluya
el amor en todas direcciones. 




Se despide de ustedes Mary Tere de Vargas, que tengan excelente inicio de semana. 

martes, 6 de marzo de 2018

"TERCERA SEMANA DE CUARESMA"

06/03/2018

Hola buenas tardes; les saluda Mary Tere esperando estén disfrutando del rico solecito.

Inspirada en la tercera semana de cuaresma y en especial del evangelio del día de hoy, que refiere al perdón donde Jesús le contesta a pedro que: hay que perdonar setenta veces siete y más! Entonces les envío el siguiente tema, espero los disfruten y lo practiquen yo ya le estoy echando muchas ganitas a eso..


EL PERDÓN


El perdón es el aglutinante de la vida en comunidad, ya que nos mantiene unidos con nuestros semejantes y nos permite crecer en el amor mutuo. Solamente cuando aceptamos con humildad recibir el perdón, somos capaces de darlo. 

     Cuando perdonamos, también nos liberamos a nosotros mismos del lastre y dolor que nos producen los resentimientos. 


      El objetivo esta en comprender el proceso del perdón y las etapas que hay que superar para lograr vivir en paz, tanto con nosotros mismos como con los demás. 

      Henry Nouwen dice que perdonar a otro desde el corazón "es un acto de liberación". Con el perdón liberamos a esa persona de los lazos negativos que existen entre nosotros y le decimos: "Ya no siento rencor por ti, por tu ofensa". 

       Perdonar y ser perdonado

     
El perdón para quien lo da es un gesto de grandeza y para quien lo recibe es una invitación a tomar conciencia y subsanar las equivocaciones. El perdón da alegría; por el contrario, los deseos de vergüenza dividen y nos hacen infelices. Perdonar al otro es en primer lugar un movimiento interior, que nos permite olvidar las faltas que otros han cometido contra nosotros y que elimina de nuestra mente y de nuestro corazón, el rencor, los resentimientos, la ira, la amargura y el deseo de venganza; nos ayuda, además, a recobrar la dignidad y a crecer como personas.

      Pedir perdón y perdonar es un proceso que involucra nuestra emoción, nuestra inteligencia y nuestra voluntad. Debemos aprender a vencer nuestro orgullo, y así aprender a perdonar y a pedir perdón.

      Tengamos claro que perdonar no es olvidar. Tampoco es la negación de una ofensa, ni una fórmula mágica, sino que es el resultado de un aprendizaje en el que intervienen la sensibilidad, la generosidad, la inteligencia, la imaginación y la fe. 

      No olvidemos que la recuperación de una herida es un proceso que lleva tiempo, no un acontecimiento instantáneo. La actitud de perdonar permite seguir adelante en la vida. El perdón es como la fuerza de gravedad, su poder es invisible, pero sus efectos son profundos. 

      Afirma el escritor Henry Noumen: "La tragedia de nuestra vida consiste en que al mismo tiempo sufrimos las heridas de los que debían querernos bien, y no podemos nosotros dejar de herir también a los que amamos". ¡Cuántas personas se desesperan ante su incapacidad de perdonar! Pero ... si hay amor de Dios en nuestro corazón, éste nos moverá a perdonar. 

      ¿Cómo podemos perdonar a los que no quieren ser perdonados? 

     
Nuestro deseo más hondo es que el perdón que damos sea recibido; no obstante, no podemos obligar a quienes hemos perdonado a aceptar nuestro perdón, quizá no sean capaces o no estén dispuestos a hacerlo e, inclusive, puede ser que ni se hayan dado cuenta de que nos han herido.

      Cuando se acepta el perdón, hay un mutuo dar y recibir que genera paz y armonía. Pero si nuestra condición para otorgar el perdón es que éste sea recibido, entonces no estamos perdonando. 

     


El perdón tiene un carácter gratuito y espontaneo

     
El perdonar no puede ser una obligación: o es libre o no existe. Perdonar no significa que el ofendido pretenda sentirse como antes de la ofensa, ni hay que confundir el perdón con la reconciliación. La reconciliación debería ser la consecuencia normal del perdón, pero el perdón en sí mismo no es sinónimo de reconciliación.

       Perdonar al otro tampoco significa disculpar diciendo: "Te perdono, no fue culpa tuya".

      Tenemos un ejemplo clarísimo del papá Juan Pablo II (de feliz memoria) cuando a los pocos días del atentado del 13 de mayo de 1981, en cuanto salió del hospital, visitó personalmente a su agresor, lo abrazó y posteriormente comentó: "Le he hablado como se habla a un hermano que goza de mi confianza, y al que he perdonado"

      Perdonar no significa renunciar a nuestros derechos

      El afirmar que el perdón es un acto de benevolencia gratuita no implica que el ofendido renuncie con ello a la aplicación de la justicia o descargue al ofensor de toda responsabilidad moral. 

     Saber discernir

     

Hay que aclarar las diferencias entre las circunstancias que requieren perdón y aquéllas que no tienen que ver nada con esta práctica espiritual. Al mismo tiempo, hay que distinguir entre las ofensas graves y las leves, y diferenciar cuando la ofensa va dirigida directamente a nosotros y cuando nos ofendemos por algo que le hacen a un ser querido. A la vez, hay una gran diferencia entre las ofensas que son sometidas por personas amadas o por desconocidos.

      Las doce etapas del perdón

      A continuación veremos las doce etapas del proceso del perdón auténtico, en las que tiene que trabajar toda persona que desea perdonar:


      1) Reconocer la herida y la propia vulnerabilidad. 

      2) Compartir la herida con una persona de nuestra confianza. 

      3) Identificar la pérdida para pasar por el período de duelo y tratar de olvidarla. 

      4) Aceptar la propia cólera. 

      5) Perdonarnos a nosotros mismos. 

      6) Empezar a comprender al ofensor. 

     7) Decidir no vengarnos y no permitirnos decir palabras hirientes a quienes nos han ofendido, pero tampoco permitir más ofensas, es decir, poner límites y decir; ¡Hasta aquí!

     8) Encontrar el sentido de la ofensa en la propia vida. 

     9) Saberse digna de perdón y ya perdonada. 

   10) Dejar de obstinarse en perdonar. 

   11) Abrirse a la gracia de perdonar. 

   12) Decidir de una vez por todas terminar la relación o renovarla. 



 DICCIONARIO

AGLUTINANTE: Unir, pegar una cosa con otra. 
DUELO: Dolor o aflicción. 
FRUCTÍFERA: Que da fruto. 
LASTRE: Peso. 
RESENTIDO: Ofendido, molesto, rencoroso. 
VENGAR: Ocasionar un daño a alguien como respuesta a otro daño recibido de él. 
VULNERABLE: Que puede ser herido, que puede ser atacado. 


NO HAGAS SUPOSICIONES
( Tercer acurdo "No hagas suposiciones" del libro Los Cuatro Acuerdos" del autor: Dr. Miguel Ruíz)  

continuación ....

      Suponemos que todo el mundo ve la vida del mismo modo que nosotros. Suponemos que los demás piensan, sienten, juzgan y maltratan como nosotros lo hacemos. Esta es la mayor suposición que podemos hacer, y es la razón por la cual nos da miedo ser nosotros mismos ante los demás, porque creemos que nos juzgarán, nos convertirán en sus víctimas, nos maltratarán y nos culparán como nosotros mismos hacemos. De modo que, incluso antes de que los demás tengan la oportunidad de rechazarnos, nosotros ya nos hemos rechazado a nosotros mismos. Así es como funciona la mente humana.

       También hacemos suposiciones sobre nosotros mismos, y esto crea muchos conflictos internos. Por ejemplo, supones que eres capaz de hacer algo, y después descubres que no lo eres. Te sobrestimas o te subestimas a ti mismo por que no te has tomado el tiempo necesario para hacerte preguntas y contestártelas. Tal vez necesites más datos sobre una situación en particular. O quizá necesites dejar de mentirte a ti mismo sobre lo que verdaderamente quieres. 

      A menudo, cuando inicias una relación con alguien que te gusta, tienes que justificar por qué te gusta. Sólo ves lo que quieres ver y niegas que algunos aspectos de esa persona te disgustan. Te mientes a ti mismo con el único fin de sentir que tienes razón. Después haces suposiciones, y una de ellas es: <<Mi amor cambiará s esta persona>>. Pero no es verdad. Tu amor no cambiará a nadie. Si las personas cambian es por que quieren cambiar, no por que tú puedas cambiarlas. Entonces, ocurre algo entre vosotros dos y te sientes dolido. De pronto, ves lo que no quisiste ver antes, sólo que ahora está amplificado por tu veneno emocional. Ahora tienes que justificar tu dolor emocional y echar la culpa de tus decisiones a los demás.

      No es necesario que justifiquemos el amor; está presente o no lo está. El amor verdadero es aceptar a los demás tal como son sin tratar de cambiarlos. Si intentamos cambiarlos significa que, en realidad, no nos gustan. Por supuesto, si decides vivir con alguien, si llegas a ese acuerdo, siempre será mejor que esa persona sea exactamente como tú quieres que sea. Encuentra a alguien a quien no tengas que cambiar en absoluto. Resulta mucho más fácil hallar a alguien que ya sea como tú quieres que sea. Encuentra a alguien a quien no tengas que cambiar en absoluto. Resulta mucho más fácil hallar a alguien que ya sea como tú quieres que sea, que intentar cambiar a una persona. Además, ese alguien debe quererte tal como eres para no tener que hacerte cambiar en absoluto. Si otras personas piensan que tienes que cambiar, eso significa que, en realidad, no te aman tal como eres. ¿Y para qué estar con alguien si tú no eres tal como quiere que seas?

      Debemos ser quienes somos, de modo que no tenemos que presentar una falsa imagen. Si me amas tal como soy, muy bien, adiós. Búscate a otro. Quizá suene duro, pero este tipo de comunicación significa que los acuerdos personales que establecemos con los demás son claros e impecables.

      Imagínate tan sólo el día en que dejes de suponer cosas de tu pareja, y a la larga, de cualquier otra persona de tu vida. Tu manera de comunicarte cambiará completamente y tus relaciones ya no sufrirán más a causa de conflictos creados por suposiciones equivocadas.

      La manera de evitar las suposiciones es preguntar. Asegúrate de que las cosas te queden claras. Si no comprendes alguna, ten el valor de preguntar hasta clarificarlo todo lo posible, e incluso entonces, no supongas que lo sabes todo sobre esa situación en particular. Una vez escuches la respuesta, no tendrás que hacer suposiciones porque sabrás la verdad.

     Asimismo, encuentra tu voz para preguntar lo que quieres. Todo el mundo tiene derecho a contestarte <<sí>> o <<no>>, pero tú siempre tendrás derecho a preguntar. Del mismo modo, todo el mundo tiene derecho a preguntarte y tú tienes derecho a contestar <<sí>> o <<no>>.

      Si no entiendes algo, en lugar de hacer una suposición, es mejor que preguntes y que seas claro. El día que dejes de hacer suposiciones, te comunicarás con habilidad y claridad, libre de veneno emocional. Cuando ya no hagas suposiciones, tus palabras se volverán impecables. 

     
Con una comunicación clara, todas tus relaciones cambiarán, no sólo la que tienes con tu pareja, sino también todas las demás. No será necesario que hagas suposiciones porque todo se volverá muy claro. Esto es lo que yo quiero, y esto es lo que tú quieres. Si nos comunicamos de esta manera, nuestras palabras se volverán impecables. Si todos los seres humanos fuésemos capaces de comunicarnos de esta manera, con la impecabilidad de nuestras palabras, no habría guerras, ni violencia ni disputas. Sólo con que fuésemos capaces de tener comunicación buena y clara, todos nuestros problemas se resolverían.

     Este es, pues, el Tercer Acuerdo: No hagas suposiciones. Decirlo es fácil, pero comprendo que hacerlo es difícil. Lo que es porque, muy a menudo, hacemos exactamente lo contrario. Tenemos todos esos hábitos y rutinas de los que ni tan siquiera  somos conscientes. Tomar conciencia de esos hábitos y comprender la importancia de este acuerdo es el primer paso, pero no es suficiente. La idea o la información es sólo la semilla en la mente. Lo que realmente hará que las cosas cambien es la acción. Actuar una y otra vez fortalece tu voluntad, nutre la semilla y establece una base solida para que el nuevo hábito  se desarrolle. Tras muchas repeticiones, estos nuevos acuerdos se convertirán en parte de ti mismo y verás cómo la magia de tus palabras hará que dejes de ser un mago negro para convertirte en un mago blanco.

      Un mago blanco utiliza las palabras para crear, dar, compartir y amar. Si haces un hábito de este acuerdo, transformarás completamente tu vida.

      Cuando transformas todo tu sueño, la magia aparece en tu vida. lo que necesitas te llega con gran facilidad porque el espíritu se mueve libremente en ti. Esta es la maestría del intento, del espíritu , del amor, de la gratitud, y de la vida. Este es el objetivo del tolteca. Este es el camino hacia la libertad personal. 

      




Cuando te enfrentas a u n problema aleja
tu mente de él y deja vía libre para
que el universo pueda hallar una solución.
Adopta esta actitud cuando te encuentres
en un embotellamiento de tráfico, en un
aeropuerto, en tus relaciones con los demás,
o cuando te enfrentas a problemas de salud
o de trabajo. Esto no es más que aprender
a fluir con la vida, en lugar de luchar contra
cualquier cambio de planes. Haz que sea ésa
tu nueva forma de afrontar los problemas
y verás cómo desaparecen.




"Dejo salir de mi vida todo 
lo que ya no me aporta nada"


  




Se despide de ustedes, Mary Tere de Vargas deseándoles excelente semana. 

   

    

El libro de los secretos

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