viernes, 8 de diciembre de 2017

LAS VIRTUDES, CLAVE DE NUESTRA FELICIDAD

08/DICIEMBRE/2017

Hola, buenos días les saluda Mary Tere de Vargas con el tema de:


LAS VIRTUDES, CLAVE DE NUESTRA FELICIDAD

      El ser humano vive sus primeras experiencias emocionales y espirituales a través de su familia y de ella depende para su seguridad. Por eso, como padres, estamos obligados a educarlos en un ambiente familiar en el que reine el amor hacia Dios y hacia los hombres.


  
   El  objetivo esta en reconocer y reflexionar sobre las virtudes, para hacerlas parte de la vida y ayudar a nuestros hijos a que las adquieran.


         Las virtudes podemos definirlas como "habito o disposición permanente, que nos inclina a obrar bien y a evitar el mal" (catecismo de la iglesia católica).


          No es usual oír hablar de virtudes, pero es indudable que son el punto de partida para alcanzar la plenitud, por lo cual debemos de luchar incansablemente para hacer de las virtudes una parte muy importante de nuestra vida.

 
         Hablaremos de algunas de las virtudes humanas que nos pueden ayudar a vivir más felices y alegrar la vida de los que nos rodean.


         Sócrates, uno de los más eminentes filósofos de la Grecia Antigua y que vivió alrededor de 400 años antes de Cristo, tenía como máxima aspiración la formación del hombre virtuoso.

       
        Sólo quien conoce las virtudes podrá practicarlas, quien sabe que es la generosidad, la paciencia y la templanza, y la ha experimentado, puede hacerlas vida. De aquí se desprende que el medio ambiente en que vivimos es determinante en la práctica de las virtudes.

         Hay tres clases de virtudes:


     LAS VITUDES TEOLOGALES que son fe, y caridad. Son u n don de Dios y tienen como finalidad a Dios mismo. La manera de incrementarlas es practicándolas y pidiendo a Dios que nos ayude. 











    LAS VIRTUDES CARDINALES que son la prudencia, fortaleza templanza y justicia. Son aquellas que dirigen nuestros actos y entorno a ellas giran las virtudes humanas.













      LAS VIRTUDES HUMANAS son aquellas como la veracidad, fidelidad y honestidad, y al igual que las anteriores, pueden aumentar, disminuir, desaparecer o recobrarse.


      VIRTUDES CARDINALES:
       Prudencia: Es la virtud que dirige nuestro entendimiento y nos sirve para examinar o elegir lo que se debe hacer o evitar. Incluye tres actos: ver, juzgar y actuar.


      La prudencia es la mas perfecta y necesaria de todas las virtudes y su influencia se extiende a todas las demás, indicándoles el equilibrio o el justo medio.
      EJEMPLO: Estoy en una reunión y se toca el tema del que yo tengo amplios conocimientos, la prudencia me va a indicar si es adecuada o no mi intervención, pues lo que en ocasiones puede ser positivo y beneficiar a alguien, en otras puede ser perjudicial y negativo, dependiendo de las circunstancias.


      Medios para  practicar la prudencia:

      I. Reflexionar siempre antes de hacer o decir algo.
     II. Considerar el pro y el contra y las consecuencias de determinada acción.
    III. Perseverar en los buenos propósitos sin claudicar.

      Fortaleza: Es la virtud que fortalece nuestra voluntad para obrar bien, para aceptar y soportar los acontecimientos desagradables de la vida y para emprender obras difíciles.

      La fortaleza encierra tres virtudes principalmente: la magnanimidad o grandeza del alma, que nos mueve a hacer grandes obras; la paciencia, que nos ayuda a soportar los males, las injusticias, las penas y los padecimientos físicos o morales; y la constancia, que nos lleva a perseverar en el esfuerzo hasta alcanzar nuestra meta.


       Medios para practicar la fortaleza: 

     I. Fortalecer nuestra voluntad
    II. Aceptar las pequeñas molestias de la vida diaria, para fortalecer nuestro espíritu.
   III. Aceptar con valentía las penas que se nos presenten.


      Templanza: Es el dominio de las pasiones. Es la virtud que nos induce a controlar los placeres o inclinaciones de los sentidos dentro de su justo límite.

      La templanza encierra virtudes como: la abstinencia, la castidad, o el pudor.

       Medios para practicar la Templanza:

      I. Tratar de controlar los instintos.
     II. Luchar en contra de los pecados capitales, como son la soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, pereza y envidia.
    III. Practicar las virtudes contrarias a los pecados capitales como son la humildad, generosidad, casticidad, paciencia, templanza, diligencia y magnanimidad.

      Justicia: Es la virtud que inclina nuestra voluntad a darle a cada quien lo que estrictamente le pertenece. Encierra virtudes como la veracidad, gratitud, equidad, amabilidad o responsabilidad.

      Medios para practicar la justicia:

     I. Evitar favorece o perjudicar a una persona, sin tener en cuenta sus méritos.
    II. Tener especial cuidado en no perjudicar el buen nombre de alguna persona, aún cuando haya motivos para ello.
   III. Dar a cada quien la remuneración que le corresponde oportunamente.


       Las VIRTUDES HUMANAS como son la generosidad, responsabilidad, fidelidad o honestidad, están implícitas dentro de las virtudes cardinales que mencionamos anteriormente.

       Para aumentar una virtud, es preciso que se practique rápidamente.
       Ejemplo: Una persona será más paciente en cuanto sea capaz de vencer sus momentos de impaciencia.


        Las virtudes disminuyen o desaparecen cuando no se practican o cuando se actúa en forma opuesta.
         Ejemplo: La honestidad como virtud disminuye en la medida en que se cometen pequeños robos.


        Las virtudes pueden recobrarse cuando se han perdido, luchando contra el mal hábito, hasta readquirir la virtud de nuevo.
        Ejemplo: Una persona que se vuelve soberbia, puede recuperar la humildad cuando se da cuenta de que la ha perdido y se hace actos frecuentes de sencillez.


         Hay en el camino de la virtud muchos obstáculos y dificultades que es preciso superar con esfuerzo y valentía. Si queremos ser personas virtuosas, es necesario tener mucha decisión parta emprender el camino de la perfección, cueste lo que cueste, mucho valor para no ceder ante las tentaciones, mucha constancia para alcanzar las metas propuestas y dominar la fatiga, el cansancio y la flaqueza que pueden ser un obstáculo para la práctica de las virtudes


DICCIONARIO:
CASTICIDAD: Control del instinto sexual en relación al estado de vida.
CLAUDICAR: Fallar, abandonar.
EMINENTE: Distinguido, con mucho valor.
EQUIDAD: Justicia, igualdad.
VIRTUD: Hábito o disposición  permanente que nos inclina a obrar bien y evitar el mal.



LA IMPECABILIDAD DE LAS PALABRAS





Veamos ahora lo que significa la palabra <<impecabilidad>>. Significa <<sin pecado>>. <<Impecable>> proviene del latín pecatus, que quiere decir <<pecado>>. El im significa <<sin>>, de modo que <<impecable>> quiere decir <<sin pecado>>. Las religiones hablan del pecado y de los pecadores, pero entendemos qué significa realmente pecar. Un pecado es cualquier cosa que haces y que va contra ti. Todo lo que sientas, creas o digas que vaya contra ti  es un pecado. Va vas contra ti cuando te juzgas y te culpas por cualquier cosa. No pecar es hacer exactamente lo contrario. Ser impecable es no ir en contra de ti mismo. Cuando eres impecable, asumes la responsabilidad de tus actos, pero sin juzgarte ni culparte.



Desde este punto de vista, todo el concepto de pecado deja de ser algo moral o religioso para convertirse en una cuestión de puro sentido común. E l pecado empieza con el rechazo de uno mismo. En términos religiosos, el autorrechazo es un <<pecado mortal>>, es decir que te conduce a la muerte. En cambio, la impecabilidad te conduce a la vida.




Ser impecable con tus palabras es no utilizarlas contra ti mismo. Si te veo en la calle y te llamo estúpido, puede parecer que utilizo esa palabra contra ti, pero en realidad la utilizo contra mí mismo, porque tú me odiarás por ello y tu odio no será bueno para mí. Por lo tanto, si me enfurezco y con mis palabras te envío todo mi veneno emocional, las estoy utilizando en mi contra.



Si me amo a mismo, expresaré ese amor en mis relaciones contigo y seré impecable con mis palabras, porque la acción provoca una reacción semejante. Si te amo, tú me amarás. Si te insulto, me insultarás. Si siento gratitud por ti, tú la sentirás por mí. Si soy egoísta contigo, tú lo serás conmigo. Si utilizo mis palabras para hechizarte, tú emplearás las tuyas para hechizarme a mí.



Ser impecable con tus palabras significa utilizar tu energía correctamente, en la dirección de la verdad y del amor por ti mismo. Si llegas a un acuerdo contigo para ser impecable con tus palabras, eso bastará ´para que la verdad se manifieste a través de ti y limpio todo el veneno emocional que hay en tu interior. Pero llegar a este acuerdo es difícil, porque hemos aprendido a hacer precisamente todo lo contrario. Hemos aprendido a hacer de la mentira un hábito al comunicarnos con los demás, y aún más importante, al hablar con nosotros mismos. No somos impecables con nuestras palabras.



En el infierno, el poder de las palabras se emplea de un modo totalmente erróneo. Las usamos para maldecir, para culpar, para reprochar, para destruir. También las utilizamos correctamente, por supuesto, pero no lo hacemos muy a menudo. Por lo general, empleamos las palabras para propagar nuestro veneno personal: para expresar rabia, celos, envidia y odio.



Las palabras son pura magia- el don más poderoso que tenemos como seres humanos- y las utilizamos contra nosotros mismos. Planeamos vengarnos y creamos caos con las palabras. Las usamos para fomentar el odio entre las distintas razas, entre diferentes personas, entre las familias, entre naciones… Hacemos un mal uso de las palabras con frecuencia, y así es como creamos y perpetuamos el sueño del infierno.

Con el uso erróneo de las palabras, nos perjudicamos los unos a los otros y nos mantenemos mutuamente en un estado de miedo y duda.

Dado que las palabras son la magia que poseemos los seres humanos y su uso equivocado es magia negra, utilizamos la magia negra constantemente sin tener la menor idea de ello.

Por ejemplo, había una vez una mujer inteligente y de gran corazón. Esta mujer tenía una hija a la que adoraba. Una noche llegó a casa después de un duro día de trabajo, muy cansada, tensa y con un terrible dolor de cabeza. Quería paz y tranquilad, pero su hija saltaba y cantaba alegremente. No era consciente de cómo se sentía su madre su madre; estaba en su propio mundo, en su propio sueño. Se sentía de maravilla y saltaba y cantaba cada vez más fuerte, expresando su alegría  y su amor. Cantaba tan fuerte que el dolor de cabeza de su madre aún empeoró más, hasta que, en un momento determinado, la madre perdió el control. miró muy enfadada a su preciosa hija y le dijo: <<¡Cállate! tienes una voz horrible. ¿Es que no puedes estar callada?>>.

Lo cierto es que, en ese momento, la tolerancia de la madre frente a cualquier ruido era inexistente; no era que la voz de su hija fuera horrible. Perro la hija creyó lo que le dijo su madre y llegó a un acuerdo con ella misma. Después de esto ya no canto más, porque creía que su voz era horrible y que molestaría a cualquier persona que la oyera. En la escuela se volvió tímida, y si le pedían que cantase, se negaba a hacerlo. Incluso a hablar con los demás se convirtió en algo difícil. Ese nuevo acuerdo hizo que todo cambiase para esa niña: creyó que debía reprimir sus emociones para que la aceptasen y la amasen.

Siempre que escuchamos una opinión y la creemos, llegamos a un acuerdo que pasa a formar parte de nuestro sistema de creencias. La niña creció, y aunque tenía una bonita voz , nunca volvió a cantar. Desarrollo un gran complejo a causa de un hechizo, un hechizo lanzado por la persona que más quería: su propia madre, que no se dio cuenta de lo que había hecho con sus palabras. No se dio cuenta de que había utilizado magia negra y había hechizado a su hija.  Desconocía el poder de sus palabras, y por consiguiente no se le puede culpar. Hizo lo que su propia madre, su padre y otras personas habían hecho con ella de muchas maneras diferentes: utilizar mal sus palabras.

¿Cuántas veces hacemos lo mismo con nuestros propios hijos? Les lanzamos opiniones de este tipo y ellos cargan con esa magia negra durante años y años. Las personas que nos quieren emplean magia negra con nosotros, pero no saben lo que hacen. Por ello debemos perdonarlos, porque no saben lo que hacen.
Los hechizos de este tipo son difíciles de romper. La única manera de deshacer un hechizo es llegar a un nuevo acuerdo que se base en la verdad. La verdad es el aspecto más importante del hecho de ser impecable con tus palabras. La espada tiene dos filos: en uno están las mentiras que crean la magia negra, y en el otro, está la verdad que tiene el poder de deshacer los hechizos.
Sólo la verdad nos hará libres.
(del libro los cuatro acuerdos)


Se despide de ustedes Mary Tere de Vargas esperando tengan un lindo día.... y recuerden "ser impecable con las palabras "




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