COMPROMISO
Hasta que uno se compromete
hay duda, la posibilidad de retroceder
siempre se queda sin efecto
siempre es inefectiva
no siempre es adecuada
la permanente falta de efectividad.
Para todo acto de iniciativa (y creación)
existe una ley elemental,
cuyo desconocimiento mata innumerables ideas
y planes espléndidos:
que en el momento en el que uno se compromete en definitiva,
también la Providencia actúa.
Para auxiliarnos ocurren todo tipo de cosas
que de otra manera no hubieran sucedido.
Todo un caudal de acontecimientos derivan de la decisión,
suscitándose en favor nuestro toda suerte
de incidentes y encuentros imprevistos
y asistencia material,
que jamás hubiéramos imaginado
que pudieran cruzar nuestro camino.
W. N. Murray
Todo lo que puedas hacer, o sueñes poder hacer... empieza a hacerlo. En la temeridad hay genio, poder y magia.
Goethe
Nosotros tenemos que desarrollar la primera jugada. Mientras permanecemos al borde de las cosas, dudando si saltar o no, el Universo asume la siguiente actitud: "Por lo visto no estás tomando las cosas en serio. Cuando te comprometas, recibirás ayuda".
En el momento en que decimos: "¡Voy a hacerlo, cueste lo que cueste!, de una u otra manera invocamos ese "genio, poder y magia".
Todos los que logran algo en la vida han decidido hacerlo. El alpinista que escala el Everest es el que afirma: "LO HARÉ". Los que dicen: "Voy a hacer mi mejor esfuerzo", o "voy a ver si puedo", o "voy a hacer el intento", probablemente regresarán a casa antes de lo previsto. Esto mismo se aplica al hombre de negocios, al deportista, al esposo y la esposa. Necesitamos tomar las cosas en serio para obtener resultados.
La vida de Gandhi prueba el hecho de que una sola persona, absolutamente comprometida, puede cambiar la historia de una nación. Disraeli acertó al señalar: "Nada puede obtenerse a la voluntad humana, que arriesga aun su propia existencia en aras de su propósito".
Tienes que estar consciente, si te has comprometido a algo, que los demás te pondrán a prueba. Los niños ponen a prueba a sus padres todo el tiempo, con la esperanza secreta de no verlos caer.
Todo mundo busca a quien admirar. No obstante que tu cuñado te pregunte: "¿Todavía insistes en tu locura?", y aunque el vecino te tiente con un pastel de chocolate cinco minutos después de que anunciaste tu dieta, secretamente esperan que te mantengas firme a tu compromiso.
Además ocurre algo interesante cuando nos comprometemos. Con frecuencia, el compromiso basta. En otras palabras, si estás dispuesto a realizar CUALQUIER COSA QUE SEA NECESARIA para lograr tu meta, generalmente no habrá necesidad de que la hagas. Pero si tus propósitos son tibios, probablemente serás probado hasta el limite de tu resistencia.
ESFUERZO
"¡No hay nada gratuito; ni un almuerzo!
Los insectos y los animales casi siempre están en actividad; se preparan para el invierno o para la primavera, se bañan, limpian sus nidos, alimentan a los críos y hacen lo propio de sus especies. Siempre están completamente involucrados en lo que hacen. También podemos pensar que están plenamente satisfechos.
Podemos aprender de los animales. Para ser felices necesitamos mantenernos ocupados. Desatender las cosas cuesta caro. La negligencia echa todo a perder: los marineros saben esto con respecto de los barcos, los atletas lo saben con respecto de sus cuerpo, los estudiantes lo saben con respecto de sus mentes. Cualqueira que cuida un jardín, pronto descubre que la hierba brota naturalmente. No hay que sembrarla para que crezca por todas partes. La única manera de que las cosas mejoren es invirtiendo esfuerzo.
Nuestra actitud hacia el esfuerzo es importante.
El esfuerzo debe hacerse por que SE DESEA; porque es nuestro privilegio y alegría aprender, probarnos nosotros mismos, ensayar y adquirir experiencias. El error que mucha gente comete es trabajar sólo por los resultados finales y no por el gusto de hacerlo. Entonces si no obtienen los resultados deseados, se desilusionan.
Puede suceder que un vendedor realice todas las llamadas telefónicas necesarias y no venda nada, y por ello llegue a la conclusión de que fue un mal día. ¡Nada de eso! El vendedor debe hacer las llamadas porque lo desea. Debe deleitarse en su propia capacidad de ensayar, de refinar su habilidad y alegrarse por su capacidad de perseverar. Los resultados serán una ganancia adicional, si logra asumir la siguiente actitud: "Disfrutaré lo que hago por el hecho de hacerlo. Tomaré conciencia de mi propia vitalidad durante le proceso y enfocare mi atención a mi objetivo".
Emerson dijo: "El premio a lo bien hecho es hacerlo hecho". Afanarnos en exceso por los resultados nos aparta del presente. Pueden ocurrir que nos concentremos siempre en el futuro, y no en lo que estamos haciendo. Este enfoque no nos permite gozar el momento presente. Al desligarnos un poco de los resultados, podemos disfrutar lo que hacemos por el hecho mismo de hacerlo.
Supongamos que te encuentras en casa de tu suegra y, para darle una sorpresa, decides lavar su automóvil. Una posibilidad es que te pases la tarde pesando: "Me estoy empapando terriblemente, así que más le vale a esta señora que aprecie el detalle y me lo agradezca infinitamente, o me voy a enfurecer con ella". Esa es la actitud de un perdedor. La otra posibilidad es: " Me voy a divertir lavando este auto porque controlo mi mente, y si deseo disfrutarlo lo haré. Veamos qué tan rápido y qué tan bien puedo hacerlo". Si después resulta que tu suegra se deshace en elogios por tu buena acción, esa será una ganancia extra. Si no te lo agradece, no importa. De todos modos te divertiste.
Trabajar porque nos gusta trabajar, eso es lo correcto. Los resultados siempre llegarán. Necesariamente tendrán que producirse. Es una ley. Sin embargo, si os resultados tardan en llegar o no llegan cunado tu lo esperas, no debes permitir que ello arruine toda tu semana (o año). Los resultados siempre llegan. ¿Actualmente trabajas porque te gusta hacerlo? Es como ser feliz. Se trata de una decisión. Como dijo James M. Barrie: " El secreto de ser feliz no es hacer lo que te guste, sino gustarte lo que haces".
BRINDA TODO TU ESFUERZO
Si pones todo lo que está de tu parte, en lo que haces, no evitarás los fracasos. Si te esfuerzas al máximo en cualquier cosa que realices, no evitarás las desilusiones. ¿Entonces para que tomarse las molestias? La respuesta es: "Por respeto a ti mismo".
Cuando tu filosofía personal sea: "Haré el máximo esfuerzo, pase lo que pase". Tendrás una elevada autoestima.
EL REY SIN OFICIO
Había una vez un rey que había olvidado el antiguo consejo de los sabios, según el cual, quienes nacen en la comodidad y la facilidad tienen mayor necesidad de propio esfuerzo que ningún otro. Sin embargo, era un rey justo y popular.
Viajando de visita a una de sus más lejanas posesiones, se desencadenó una tormenta que se paró a su barco de la escolta. Luego de siete días de furia la tempestad se apaciguó: el barco se hundió y los únicos sobrevivientes de la catástrofe fueron el rey y su pequeña hija, quienes, de alguna manera, se las habían arreglado para subir a una bolsa.
Después de muchas horas, la balsa fue arrojada en la playa de un país totalmente desconocido para los viajeros. Al principio fueron recogidos por pescadores, quienes los cuidaron por un tiempo, al cabo del cual dijeron.
Somos muy pobres no podemos mantenerlos. Caminen tierra adentro y quizá puedan encontrar los medios de ganarse la vida.
Agradecido a los pescadores, y apesadumbrado por no ser capaz de convivir con ellos, el rey comenzó a vagar por la comarca. El y la princesa fueron de aldea en aldea, de pueblo en pueblo, buscando comida y amparo. No eran, por su puesto, mejores que los mendigos, y así eran tratados.
A veces conseguían algunos mendrugos de pan; otras, paja seca donde dormir.
Cada vez que le rey intentaba mejorar sus situación pidiendo trabajo, le preguntaba:"¿Qué sabe hacer?", y se daba cuanta de que no era capaz de realizar las tareas requeridas, debiendo retomar su camino.
En todo el país había pocas oportunidades para tareas manuales, ya que abundaban trabajadores inexpertos. A medida que iban de un lugar a otro, el rey cada vez se daba más cuenta de que ser un rey sin país era un estado inútil. Reflexionaba cada vez más a menudo acerca del proverbio de los ancianos que decía: "Sólo puede ser considerado como de tu propiedad aquello que puede sobrevivir a un naufragio."
Tras años de esta existencia miserable y sin futuro, ambos se encontraron, por primera vez en una granja cuyo propietario estaba buscando a alguien que cuidara sus ovejas.
Vio al rey y a la princesa y les dijo:
¿Están sin dinero?
Ellos asistieron
¿Saben cuidar ovejas?
No - dijo el rey
Por lo menos eres honesto - replicó el granjero, por eso te daré una oportunidad para ganarte la vida
Los envió afuera con algunas ovejas, y pronto aprendieron que todo lo que tenía que hacer era protegerlas de los lobos y cuidar que no se extraviaran.
Les fue dada una choza, y según pasaron los años el rey recobró algo de su dignidad, aunque no su felicidad; y la princesa se transformó en una joven mujer, bella como un hada. Como ganaban sólo lo necesario para vivir, aún no podían planear el retorno a su país de origen.
Un día cuando el Sultán de ese país había salido de cacería, vio a la doncella y se enamoro. Envió un representante para pedírsela al padre en matrimonio.
- Oh campesino - dijo el cortesano que había sido enviado a verlo -, el Sultán, mi amo y señor, pide la mano de tu hija en casamiento.
- ¿Cuál es su habilidad, cuál es su trabajo y cómo puede ganarse a vida? - preguntó el ex rey.
- ¡Tonto! Ustedes los campesinos son todos iguales - grito el cortesano - ¿no entiendes que un rey no necesita tener trabajo, que su habilidad consiste en manejar reinos y que ha sido elegido par aun honor que ordinariamente está más allá de cualquier esperanza posible de la gente común?
- Todo lo que sé - dijo el rey-pastor -, es que a menos que tu amo, sea o no sultán, pueda ganarse la vida, no será marido de mi hija. Y se una o dos cosas acerca del valor de las habilidades.
El cortesano regresó y contó a su amo real lo que el estúpido campesino había dicho, añadiendo: - No debemos preocuparnos por esta gente, señor, porque ellos no saben nada de las ocupaciones de los reyes...
- Estoy desesperadamente enamorado de la hija de ese pastor, y por lo tanto, preparado para hacer cualquier cosa que su padre ordene, a fin de casarme con ella.
Dejó el imperio en manos de un regente y se colocó como aprendiz de un tejedor de alfombras. Después de casi un año ya dominaba el arte de hacer alfombras sencillas. Con algunos de sus propios trabajos fue la choza del rey-pastor. Se presento ante el y le dijo:
- Soy el sultán de este país y quisiera casarme como su hija, si ella me acepta. Habiendo recibido el mensaje de que usted requiere, de un futuro yerno, que posea habilidades útiles, estudie tejeduría. Estos son ejemplos de mi trabajo.
- ¿Cuánto tiempo te llevó hacer este tapiz?
- pregunto el rey-pastor.
- Tres semanas- dijo el sultán
- Y cuando lo venda, ¿cuánto tiempo podrá vivir con lo obtenido?
- Tres meses - respondió el sultán
- Puede casarse con mi hija, si ella quiere aceptarlo - dijo el padre.
El sultán estaba alborozado, y su felicidad fue completa cuando la princesa consintió casarse con él.
- Tu padre - le dijo - aunque sea sólo un campesino, es un hombre sabio y sagaz.
- Un campesino puede ser tan inteligente como un sultán - dijo la princesa -, pero un rey, si ha tenido las experiencias necesarias, puede ser tan sabio como el más sagaz campesino.
Idries Shab.
Estuvieron con ustedes:
Mary Tere y Karla