Hola buen día:
Hoy hablaremos de la fidelidad en el matrimonio.
Cuando existe amor y compromiso, cuando se olvida el egoísmo, cuando se llega a un amor maduro, es más factible conservar la fidelidad en el matrimonio.
OBJETIVO: Concientizar a las personas de que la felicidad conyugal sólo es posible cuando ambos miembros de la pareja comparten su compromiso profundo, basado en el amor, la fidelidad y la entrega mutua.
Uno de los valores más arraigados en el concepto tradicional del matrimonio es la fidelidad. Quien no es capaz de ser fiel y entregar, no está maduro para el amor conyugal.
Cuando aprendemos a vivir generosamente, buscando el bien de nuestro cónyuge, no será difícil mantenernos fieles, a sabiendas de que ello evita el sufrimiento de nuestro ser querido y salvaguarda nuestro matrimonio.
Cada día se difunde más al idea de que es imposible el amor duradero y fiel. Se ve el amor como una llamarada y a muchos atemoriza la idea de mantenerse fieles a una promesa matrimonial y de adquirir compromisos para toda la vida. Cuando se ama de verdad, se desea ante todo el bien de la persona amada y se preocupa uno más por dar que por recibir.
Sin embargo, muchas son las ocasiones en que las parejas "olvidan" los preceptos elementales del matrimonio y sucumben a las tentaciones que inevitablemente los lleva a la infidelidad.
FACTORES QUE PROPICIAN LA INFIDELIDAD
Son muchas las caudas que pueden provocar que una persona sea infiel: que la relación de pareja no sea satisfactoria , incomprensión, intereses diferentes, incapacidad de adaptación a los hábitos del otro, violencia física, verbal o emocional, deseos de venganza e, inclusive, conocer a alguien más joven y/o atractivo. Lo cierto es que ningún hecho justifica el engaño y la infidelidad.
Aunque la infidelidad puede atribuirse a un sinnúmero de causas, amplios estudios han puesto de manifiesto que la infidelidad es más bien la consecuencia de problemas psicológicos personales de quien engaña y se produce como consecuencia de experiencias previas, expectativas no satisfechas y frustraciones. Quienes se dejan seducir por la infidelidad son generalmente personas inmaduras y egoístas. Las relaciones maduras en donde existe un verdadero amor y un compromiso son las que nos permiten ser felices.
Es una realidad que cuando se es infiel, la gratificación que se obtiene es temporal y siempre salen lastimados tanto el engañado, como el que engaña, e inclusive, la tercera persona involucrada.
Además, sucede que en ocasiones la persona engañada está tan enojada que reacciona informando y poniendo a los hijos en contra del cónyuge. Por desgracia cuando se actúa de esta manera, los más afectados son los hijos al ser utilizados injustamente. Si ya se cometió el error de hacerles saber que la conducta errónea del cónyuge, conviene hablar de nuevo con los hijos y explicarles la situación de tal manera que no se sientan culpables o responsables, dejando muy claro que los problemas son entre los problemas y que ellos de ninguna manera perderán su cariño.
Algo que tenemos que tener siempre presente es no hacer caso a murmuraciones, ni siquiera de familiares cercanos; mucho menos hacerlas nosotros, pues los chismes muchas veces carecen de fundamento y provocan que la pareja llegue incluso a separarse.
Cuando hablamos de infidelidad, generalmente pensamos en las relaciones sexuales fuera del matrimonio, pero podríamos decir que también hay infidelidad cuando se traicionan los propósitos específicos del matrimonio y la confianza del ser querido.
Si desgraciadamente tenemos que enfrentar un problema de infidelidad, lo primero que debemos hacer es mantener la calma, para pensar con claridad y nunca actuar al calor de nuestro enojo, por que después quizá tengamos que arrepentirnos. Debemos entablar un diálogo sereno con nuestro esposo para saber que podemos esperar de la relación; si estamos dispuestos a perdonar, hacerlo con toda la bondad de nuestro corazón, dejando siempre claro que no estamos dispuestos a enfrentar una nueva infidelidad.
A MI PAREJA
Estoy orgulloso y feliz de ser tu amigo.
¿Puedo hacer algo por ti?
Te quiero y mereces que muchos más te quieran.
Creo en ti. No hay necesidad de explicaciones
¿Te equivocaste? No importa. Aprovecha la experiencia.
No estoy aquí para juzgar tus actos.
He venido al mundo para inventarte la vida
(cada amanecer nuevo, inventado, resulta
una experiencia enriquecedora e inolvidable)
Te respeto por encima de todas las cosas.
No me debes nada.
Te quiero, por tanto eres libre
(a lo que se ama se le da la libertad).
Posdata:
Si tienes un caballo no lo amarres déjalo libre;
si es tuyo volverá a ti.
Estuvieron con ustedes:
Mary Tere y Karla.
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